Un trago de agua nueva confundió mi acento;
fue un sorbo presuroso, no lo supe beber.
fue un sorbo presuroso, no lo supe beber.
Mis labios se entregaron, por lo cual me arrepiento.
¡Jamás hubiese dado mi soberbia a perder!
Aquel maldito trago debilitó mi intento
de lograr indolente rechazar el querer.
Hoy me arrepiento, tonto, con un clemente aliento.
¡Jamás hubiese dado mi soberbia a perder!
La copa esplendorosa que derrama al amor
se derramó a caudales en mi vil conocer.
Me siento, indispuesto, sin hallarle favor
a este veneno negro, destructor de mi ser.
Surgió melancolía, desengaño y horror…
¡Jamás hubiese dado mi soberbia a perder!
1 comentario:
"a este veneno negro, destructor de mi ser.
Surgió melancolía, desengaño y horror…
¡Jamás hubiese dado mi soberbia a perder! "
Ese sabor amargo que nos dejan los errores los suspiros retenidos, los resultados no resueltos, el decadente arrepentimiento....
Exelente poema y trabajo! sigue asi tienes que sacar tu libro! felicitaciones tu talento prodigio :)
Publicar un comentario